sábado, 14 de febrero de 2009

¿ES NECESARIO EL AUMENTO DEL PICO Y PLACA? (Publicado en El Tiempo, febrero 4 de 2009)

Probablemente. Pero llegamos a necesitarlo debido a una larga cadena de errores cometidos por nuestros gobernantes, entre los cuales se pueden mencionar sin temor a equivocarse: falta de planeación, de visión, de imaginación, de pensamiento a largo plazo, de compromiso con la ciudad y, en no pocas ocasiones, a falta de capacidad para gobernar.

Y sigue ocurriendo: el aumento del “pico y placa” es una seudo-solución, facilista y efectista más no efectiva, que no resuelve ni siquiera tangencialmente los problemas de fondo, es decir, la escasez y mal estado de las vías y el exceso de vehículos, agravado por los de servicio público que no ha sido posible chatarrizar, los taxis piratas que tampoco han podido controlar, las zorras y el previsible aumento del parque automotor usado que entrará a rodar, costo en el que quienes puedan incurrirán para evadir la restricción, es por eso que este tipo de medidas suele, a mediano plazo, tener un efecto contrario al que se busca.

Si el Gobierno Distrital quisiera resolver problemas estructurales debería empezar por restringir “temporalmente” la importación, ensamble y venta de motos y vehículos en Bogotá. Pero dudo que lo haga, estos son grupos con un inmenso poder de lobby que no le permitirían semejante exabrupto. Por el contrario, estarán pensando en como aumentar sus ventas sin que importe mucho la congestión que se produzca.

Este aumento en la restricción tiene también un efecto indeseado y peligroso sobre la economía de la ciudad si consideramos el alto número de personas que directa o indirectamente derivan su sustento de los carros, mecánicos, latoneros, pintores, lavaderos, estaciones de servicio, almacenes de repuestos, talleres y un larguísimo etcétera de damnificados por esta absurda medida, elementos que sin duda actuarán como disparadores de la inseguridad, la violencia y otras plagas sociales que nuestro Alcalde no parece haber considerado y que nos afectarán a todos, con o sin carro.

¿Dispone la ciudad de un sistema de transporte masivo suficiente para absorber el abrupto aumento en la demanda? La respuesta es un categórico NO. El ingreso de buses y busetas adicionales no es un factor que contribuya a la descongestión y empeorará a niveles peligrosos la contaminación ambiental que ya padecemos y que cuesta vidas y millones de horas laborales perdidas, aspecto que tampoco mencionó el Alcalde. ¿Alguien se enteró de la encuesta que “afianzó su decisión”?

Debemos poner punto final a la manía de imponernos barbaridades cada que se les antoja. No podremos utilizar los carros durante un 30% del tiempo, por lo tanto es razonable que los impuestos y costos asociados a su utilización, como las pólizas de seguro, el SOAT, las multas, las grúas, los patios de tránsito, la semaforización, el rodamiento y demás arandelas disminuyan EN LA MISMA PROPORCIÓN, así quienes toman este tipo decisiones estarán obligados a planear y a ejecutar cuidadosamente para evitar detrimento patrimonial a la ciudad y a si mismos, si es que la ley se aplica con todo el rigor con que debería aplicarse.

El cambio de horarios para algunos grupos de tal manera que la ocupación de vías no se concentre en las horas pico, el teleestudio y el teletrabajo son opciones que un buen número de personas podría desarrollar sin necesidad de desplazarse y que bien podría considerar el Alcalde, la tecnología necesaria ya existe, se necesitaría la decisión de pensar a fondo los problemas y de buscarles soluciones inteligentes y duraderas. ¿mucho pedir?

Si bien la falta de mantenimiento de la malla vial no puede atribuirse exclusivamente a Samuel Moreno, este podría exigir que el 25% que pagamos de sobretasa a la gasolina se invierta para lo que fue creado este tributo y no para seguirle construyendo vías y reparando losas a Transmilenio, que no ha dejado ni dejará de ser una empresa particular a la que el Estado y el Distrito le han otorgado una prebendas inimaginables en detrimento de quienes utilizamos nuestros vehículos como instrumento de trabajo.

Todo esto sin olvidar que todo lo que pase en Bogotá afecta el país entero y que los modelos aquí creados son rápidamente imitados por autoridades de otras ciudades y municipios. Al paso que vamos nos seguirán prohibiendo y recortando derechos en aras de un muy discutible “interés general” que parece cada vez más cercano a los intereses de los grandes grupos económicos y más lejano de las necesidades de la gente.

NO PERMITAMOS QUE SE SIGA IMPROVISANDO Y NEGOCIANDO CON NUESTRO DERECHO AL TRABAJO Y A LA LIBRE MOVILIZACION Y RECORDEMOS QUE EN COLOMBIA LO TEMPORAL TERMINA SIENDO PERMANENTE.

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